Por Santiago Vargas / Investigación Especial
Ciudad de México, 25 de noviembre de 2025
Lo que se prometió como el rescate del campo mexicano ha terminado en su sentencia de muerte. Tras el paso de la administración de Morena, el sector agropecuario no solo está en quiebra técnica, sino sometido a un baño de sangre. El gobierno federal no solo desmanteló la estructura productiva del país, sino que, por omisión o complicidad, entregó las llaves de las zonas rurales al crimen organizado.
El desmantelamiento: Un ataque sistemático al productor
Bajo el falso discurso de la austeridad, la administración ejecutó una demolición institucional sin precedentes. De un plumazo, se cancelaron más de 25 programas vitales que sostenían la productividad agrícola, dejando a los campesinos sin redes de protección ante plagas, sequías o caídas de precios.
Pero el golpe letal fue el cierre de la Financiera Nacional de Desarrollo (FND). Al clausurar la única fuente de financiamiento real para el sector social, el gobierno condenó a los pequeños productores a la extinción o a las garras de los agiotistas. Clausuraron los apoyos no para acabar con la corrupción, sino para acabar con la viabilidad del pequeño productor, empujándolo a la miseria.
Falsa soberanía: Rodillas ante Estados Unidos
La retórica oficial sobre la «autosuficiencia alimentaria» se estrella contra una realidad vergonzosa: hoy, México ha perdido su soberanía. Somos el país que inventó el maíz, pero bajo este régimen, nos hemos convertido en su mayor importador.
Actualmente, importamos de Estados Unidos más de la mitad del maíz que consumimos. La mesa de las familias mexicanas depende hoy, más que nunca, de la voluntad de los agricultores norteamericanos y del tipo de cambio, mientras el campo nacional se seca por falta de inversión.
El crimen organizado: El verdadero «Secretario de Agricultura»
La acusación más grave no es económica, es criminal. El gobierno entregó a los campesinos al yugo de la extorsión. En amplias franjas del territorio nacional, ya no manda el Estado; mandan los cárteles.
Productores de limón, aguacate y naranja trabajan con un fusil en la sien. Han asesinado a líderes limoneros, aguacateros y naranjeros con total impunidad. El «derecho de piso» es el único impuesto que se cobra con eficacia en este país, inflando los precios de los alimentos mientras el gobierno mira hacia otro lado.
Anarquía en las carreteras
La cadena de suministro opera bajo condiciones de guerra. Mover la mercancía es jugar a la ruleta rusa. En 2024, el hampa asaltó a 24 mil transportistas, robando mercancías, unidades y vidas.
Lejos de corregirse, la situación se ha podrido: para junio de este año, esa cifra de terror ya se había alcanzado nuevamente. Las carreteras de México son tierra de nadie, donde el transportista queda a merced de bandas armadas ante la ausencia absoluta de la Guardia Nacional.
El cinismo del diálogo
Ahora, con el agua al cuello y el campo en llamas, el gobierno manifiesta su intención de «dialogar». El llamado resulta un insulto para un sector que ha sido sistemáticamente golpeado durante seis años.
¿Qué diálogo puede existir cuando el interlocutor ha destruido las instituciones, ha permitido que Estados Unidos nos alimente y ha dejado que el narco decida quién vive y quién muere en el campo mexicano? La «transformación» en el agro no fue un cambio; fue una capitulación.
Cifras de la Debacle (Recuadro Informativo)
| Rubro | Dato Duro |
| Programas Eliminados | +25 (incluyendo fomento, tecnificación y seguros). |
| Financiamiento | Financiera Rural CERRADA (miles de millones en crédito desaparecidos). |
| Dependencia | +50% del maíz consumido es importado de EE. UU. |
| Inseguridad Logística | 24,000 asaltos a transporte de carga (cifra superada a mitad de año). |
| Víctimas | Líderes de limón, aguacate y naranja ejecutados. |
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